Cuidado con la salud mental de las cuidadoras y cuidadores
La salud mental vista desde un aspecto biopsicosocial, sociocultural y socioeconómico tiene una repercusión importante en cada individuo o comunidad, ya que al no contar con óptimas condiciones de esta, difícilmente podríamos ser integrales. De esta manera lo precisa la organización Mundial de la Salud OMS: "la salud mental es un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tenciones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad".
Teniendo en cuenta este concepto, en este artículo deseo hacer referencia a la labor desarrollada por las cuidadoras de personas con discapacidad, para lo cual planteo algunos interrogantes...¿Cuál es el estado de salud mental de las personas que realizan la labor del cuidado de una persona con discapacidad y que tantas afectaciones se derivan del trabajo que realizan ?, ¿Las instituciones de salud ofrecen planes asistencia psicológica a las cuidadoras para reducir las afectaciones en salud mental que coadyuven al mejoramiento de su calidad de vida para hacer más fácil su labor?.

Las respuestas a estas preguntas son muy importante si se analizan desde la perspectiva de género si observamos que el rol del cuidado primario de una persona con discapacidad en gran parte es asumido y perpetuado por la mujer, en calidad de madre, esposa hermana e hija; designación que se atribuye a factores de vínculos familiares, aspectos culturales y sociales y más allá de que esta labor se realice con amor, generosida y una actitud y protectora y altruista, no se profundiza en la condición de su salud mental, y cuánto incide ésta en su labor más allá de ese vínculo afectivo con su entorno familiar, personal, laboral y social.
Lo anterior que a lo largo de 3 años he realizado intervención psicosocial en trabajo de investigación, intervención psicoterapéutica individual y grupal a cuidadoras de personas con discapacidad, en donde se evidencian los altos índices relacionados con problemas psicológicos, debido al encierro, la carga del cuidado, el estrés, la ansiedad, la depresión y los distintos sentimientos relacionados con las emociones como : el sentimiento de culpa, el duelo por la aparición de la discapacidad, temores y frustración, entre otras ;que hacen parte del abanico de afectaciones en la salud mental y que tienen alguna repercusión en su salud física por la somatización de estas.
Otro aspecto que se evidencia en un número significativo de cuidadoras es, la pérdida de su proyecto de vida, la falta de oportunidades laborales lo que generalmente conlleva a la dependencia económica, así como la falta de reconocimiento por parte del Estado y la sociedad como Sujetos de derechos. También se logra identificar que la labor de cuidado a pesar de contribuir de manera importante al PBI del país, no está remunerado, lo que afecta la economía familiar y el aspecto social, ya que su labor como cuidadoras no es visible y carecen de falta de oportunidades para ser visibilizadas e incluídas en todas las esferas.
Es así como la convención de los derechos de las personas con discapacidad del 2006, que es el marco que regula los derechos de esta población, no vincula ni hace referencia a las cuidadoras y cuidadores como un actor importante que son para la garantía y goce efectivo de las personas con discapacidad, especialmente de aquellas que tienen altos grados de dependencia funcional y que requieren un apoyo permanente para el desarrollo de todas sus actividades de la vida diaria y cotidiana.
En este sentido, es importante que el estado implemente acciones que contribuyan a mejorar la calidad de vida de las cuidadoras y cuidadores, centrándose en su salud mental, partiendo de su reconocimiento como sujetos de derechos y de su labor que es fundamental para optimizar la calidad de vida de la persona con discapacidad en igualdad de condiciones; generando una política o programa de atención en salud mental orientado a desarrollar pautas de autocuidado, construcción de redes de apoyo familiares e institucionales y practicas saludables en la alimentación; actividad física, espacios de escucha, apoyo psicosocial para reducir las afectaciones en salud mental
Concluyo que es imperioso implementar estrategias multidisciplinares que permitan el desarrollo personal y profesional de quienes desarrollan esta labor para lograr su efectiva participación y visibilización en los ámbitos, educativo, político económico, cultural, social, y laboral, entre otros.
Por: Javier Hernando Peralta González / Psicólogo / Director y fundador de la Fundación Vida Sin Barreras. fundacionvidasinbarreras@gmail.com