Una vez
definido el monto del salario básico, se escucharon las voces disonantes
cargadas de presagios aterradores sobre la hecatombe del país, la quiebra
inminente de los poderosos empresarios y toda suerte de augurios malévolos
profusamente multiplicados por los medios de comunicación al servicio de las
clases dominantes, o sea, los mismos patrones que han acumulado sus riquezas
explotando a los asalariados que muchos de ellos servilmente lamen las pezuñas
y botas de quienes los oprimen.
Lo cierto
es que en las tres oportunidades que el presidente Petro ha establecido ese
mismo sueldo mínimo, siendo el más alto porcentualmente de todos los gobiernos
que le han precedido, disminuyendo esa inmensa brecha entre los pocos ricos a
costa de los muchos empobrecidos que hoy, según lo reconocen los más serios
estudios de la economía nacional e internacional, ubican a Colombia en un
franco crecimiento y una estabilidad financiera reconocida incluso por los más
extremos detractores y recalcitrantes áulicos de los gobiernos tradicionales
que no pueden ocultar los avances del estado colombiano.
Este es
un fiel reflejo de una verdad cada vez más presente en la conciencia colectiva
que hoy se debate ante la feroz arremetida de los sectores retardatarios que
han construido esa avergonzante desigualdad que, en un Pacto Histórico, el
Gobierno Nacional intenta disminuir propiciando más y mejores oportunidades,
correspondiendo a un compromiso para transformar esta injusta sociedad,
superando las tramposas barreras impuestas por los dueños de esos mismos medios
de comunicación tradicionales que permanentemente vociferan sus mentirosas
diatribas que pretenden ocultar, las triquiñuelas, el filibusterismo y otras
prácticas tramposas y viejas mañas de la politiquería malsana que añoran sus
ventajosas prebendas, mascullan sus nostalgias del paramilitarismo, la
compraventa de votos y conciencias, creando las condiciones para hundir las
reformas que son equivalentes e indispensables para el cambio comprometido
promoviendo aniquilar la ley de financiación, negando el presupuesto para
aumentar los beneficios sociales de una mayor inversión pública para cambiar la
inequidad y la injusticia.
A lo
largo de nuestra triste historia, han causado las más vulgares expresiones de
una sociedad descompuesta e infame que en este momento reclama y plantea
profundos cambios que tienen que ver con el otorgar dignidad, por ejemplo,
salarios más justos para aumentar el poder adquisitivo que debemos defender
constituyendo un frente común que impida el retroceso general con los
argumentos y las acciones de los procapitalistas y proimperialistas que han
consolidado sus privilegios acaballados sobre las desgracias del pueblo que
exige esos cambios.
La
hipocresía y falacia con la que los mencionados medios de comunicación de los
poderosos dominantes envilecen la realidad quedan al descubierto cuando
revisamos los 3 aumentos durante el Gobierno del presidente Petro; en 2023 del
16%, en 2024 del 12%, y para 2025 del 9.54%. Estos incrementos reflejan los
esfuerzos del gobierno por mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores en
Colombia que, además de disminuir su porcentaje sucesivo en los 3 años, también
evidencia el cuidado en mantener un equilibrio en las finanzas del Estado que
mundialmente es reconocido como la sexta mejor economía en desarrollo.
Este
logro se debe sumar a los avances en la reforma agraria, en la que se inició la
entrega de tierras a campesinos y familias afectadas por la violencia,
matrícula gratuita en universidades públicas en las que se implementó la
"Matrícula Cero" para aspirantes, reducción del SOAT del 50% en el
precio para motos de bajo cilindraje y otras categorías de transporte público,
protección de la Amazonía en la que se lanzó un programa para su protección con
una inversión de 200 millones de dólares anuales, desempleo en la que la tasa
bajó a 8.2%, renta ciudadana en la que se aprobó la implementación brindando un
ingreso mensual de hasta $500.000 pesos a hogares en situación de pobreza
extrema.
Además de
estos beneficios generales en los que ya estamos incluidos, durante el gobierno
de Gustavo Petro, se han implementado varias medidas importantes para apoyar
específicamente a las personas con discapacidad. Se han tomado medidas para
promover la inclusión laboral en entidades públicas, cumpliendo con los
porcentajes de vinculación establecidos por ley y realizando adecuaciones en la
infraestructura física y el mobiliario de los puestos de trabajo. También se
han implementado estrategias de teletrabajo para facilitar la vinculación
laboral de nuestra población. Se ha impulsado que los trabajadores con
discapacidad obtengan el certificado expedido por las instituciones
autorizadas, asegurando que este no se convierta en una barrera. Además, se han
realizado mejoras en la infraestructura del transporte público para garantizar
que sea accesible, incluyendo la instalación de rampas y ascensores en
estaciones de transporte masivo.
Se han
desarrollado programas educativos inclusivos que buscan integrar a estudiantes
con discapacidad en el sistema educativo regular, proporcionando los recursos y
apoyos necesarios para su aprendizaje. Asimismo, se han fortalecido los
servicios de salud y rehabilitación, asegurando que tengan acceso a
tratamientos y terapias adecuadas. Se han llevado a cabo campañas de
sensibilización y programas de capacitación para promover una mayor comprensión
y respeto hacia las PCD. Estos esfuerzos reflejan un compromiso continuo con la
inclusión y la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad en
Colombia.
Estos
avances y logros ameritan que permanentemente y desde el lugar en que nos encontremos
adelantemos una campaña continuada para cambiar esos viejos paradigmas
impuestos por los tradicionales medios de comunicación y desde nuestro metro
cuadrado también irradiemos y proclamemos nuestras conquistas como parte de un
proceso de apropiación y empoderamiento cultural que garantice esa defensa de
nuestros intereses sumados a los principios y valores que se encuentran
subyacentes en actos tan elementales como propiciar un ingreso mínimo y más
digno que demuestra la diferencia entre las mezquindades derechistas y los
avances progresistas del vigoroso cambio.
Nelson Julián Villamizar.